En Japón Fudô Myô-ô (El Inmutable) es una deidad que prefieren las personas de acción, ya sean monjes, ascetas o Samuráis. Es una de las divinidades enfurecidas, guardián de la Vía, destructor de los vicios y las pasiones, personificando la firmeza de espíritu y la voluntad de destruir el mal, dentro y fuera de uno mismo.

Alrededor de la figura de Fudô Myô-ô podemos apreciar las llamas del gran fuego purificador del corazón y de la mente. Su rostro tiene una expresión terrorífica y amenazante para a los enemigos del Dharma, con largos y erizados cabellos, entrecejo fruncido y desagradable rictus que deja entrever dos colmillos.

Su atributo principal es la espada, que lleva en su mano derecha, el aspecto yang de la técnica que permite penetrar la verdad del Ser. La espada Kurikara, la espada de la sabiduría que corta los velos de la ignorancia, y ahuyenta a los demonios, que representa la victoria del Ser esencial sobre el no-ser  o ego. En la mano su mano izquierda, lleva la cuerda (Kensaku). Es la trampa para atrapar a la mente de ego, juguetona, que está siempre en perpetuo movimiento, e inmovilizarla.

Antonio Marí

Profesor de la Escuela de Sabiduría Práctica

Tercer Dan de Karate-Dô

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